Este blog es una vieja idea, largamente aplazada. Su nombre, y lo explicaré a continuación, defiende una actitud ante la vida y reclama en cierta forma el viejo ideal del theoros griego: observar y entender el mundo sin preocuparse de interés o utilidad alguna (mira que le gustaba poco a mi madre que hiciera esto cuando era pequeño : ) .
Ser un theoros como dios manda exige cierta distancia, ser un visitante curioso que viene de fuera y aplica su mente abierta y su mirada limpia. Nada mejor, por tanto, que postularse como eterno advenedizo, término injustamente despectivo, y defender las nuevas ideas, la frescura y la alegría que trae siempre el recién llegado cuando viene con ganas de conocer.
Como todo el que está de paso, me guardo el derecho a la infidelidad temática, a la inconstancia productiva, a la desaparición. Hay tanto de bueno, y es tan corta la vida, que no puedo dedicarla a ser experto de nada ni arrogarme autoridad alguna. La foto elegida ilustra bien lo que digo. Ahí me tenéis, en Micenas, delante de una vista impresionante de las montañas: un advenedizo consciente de serlo, donde en tiempos paseaba Agamenón y escapaba Orestes, disfrutando siempre del camino.
En la práctica lo que le espera al lector asiduo (¿habrá alguno?) o al visitante esporádico son cosas menos elevadas. Textos, en un tono muchas veces desenfadado, sobre lo que escupa mi entendimiento, sobre mi experiencia profesional, algunas de mis pasiones y cualquier cosa que acontezca. En raras ocasiones, algún divertimento literario. Poco más que lo que vaya saliendo, sin más pretensión que disfrutar, sin más destinatario que yo mismo.